Tres días a pie de mástil
El barco es complicado y muy exigente: escota de foque, escota fina a barlo, escota fina a sota, barbers, driza fina de foque, amantillo y contra de tangón, driza de tangón, bolsa de espí, estos no los toques, quédate de pie a sota con una mano en el tangón, mira la veleta, vamos a medir la tensión de los obenques, una pléyade de reenvíos bajo la cabina, 30 barcos en unas salidas reñidísimas. Navegar en Dragón es una maravilla, competir en una barco así y junto a una flota como la que hay en Puerto Portals es harina de otro costal. Diría que incluso demasiado para un amante del slow sailing como yo pero aún así ha merecido la pena, me volvería a embarcar.