La verdad es que no recuerdo cuándo empecé a navegar en el Gunter. Probablemente el recuerdo más antiguo sería el dormir encima de unas velas mojadas dentro de la cabina del First. Supongo que no fue la mejor manera para aficionar a un niño a un deporte.
Han pasado ya unas cuantas regatas, campeonatos y temporadas desde entonces. Los tiempos cambian supongo, sin embargo la esencia y los triunfos siguen viniendo. Ahora soy miembro de la tripu, puedo ir a navegar y ondear mi nombre con orgullo.
Gunter, el único niño con nombre de barco.